El vocero del Fondo Monetario Internacional (FMI), Gerry Rice, brindó una conferencia de prensa este jueves y defendió la aprobación del acuerdo para renegociar la deuda que tiene Argentina, pero se mostró preocupado por el contexto económico adverso que afronta ese país sudamericano.
«El programa de Argentina tiene objetivos pragmáticos y realistas, con políticas creíbles, que permitirán fortalecer la situación del país y comenzar el proceso de bajar la inflación», señaló el representante del FMI. Entre las metas, también hay «una reducción gradual del déficit fiscal, fortalecer el esquema monetario, el poder del peso y la competitividad de sectores claves».
De todo modos, Rice indicó que la crisis de la nación latinoamericana presenta características muy adversas, que podrían hacer peligrar el cumplimiento del plan pactado con el Gobierno de Alberto Fernández: «Los riesgos del programa son excepcionalmente altos porque la situación económica y social de la Argentina es frágil y nuevos ‘shocks’ se han materializado», introdujo.
Con ese tono, explicó: «En los últimos tres años la economía ha sufrido una recesión, con alta pobreza y alta inflación. Aunque la economía se está recuperando más sólidamente de lo que se preveía, hay otro ‘shock’ que se sumó, asociado a la situación en Ucrania como en otros países, y por eso no es sorpresivo que el riesgo sea alto».
En cuanto al pedido del ministro de Economía argentino, Martín Guzmán, para reducir las sobretasas, el vocero manifestó: «No estoy al tanto de ninguna discusión particular que se vaya a producir sobre este tema».
De forma histórica, Argentina afronta elevados índices de inflación, un problema que en las últimas décadas ningún Gobierno pudo resolver. El último Índice de Precios al Consumidor (IPC), elaborado en febrero por el Estado, marca aumentos interanuales del 52,3 %.
A mediados de marzo, en otra rueda de prensa, el vocero del Fondo se refirió a este punto: «El programa busca comenzar a reducir la persistente alta inflación a través de una estrategia múltiple que implica una reducción del financiamiento monetario del déficit fiscal y un nuevo marco para la implementación de la política monetaria, para generar tasas de interés reales positivas para respaldar los activos en pesos».
Cómo se llegó al nuevo acuerdo
En el 2018, el Gobierno de Mauricio Macri acordó un crédito con el FMI por 57.000 millones de dólares, siendo el préstamo más importante en la historia del organismo, sin ser debatido por el Congreso argentino. Del total, el país recibió casi 45.000 millones. En diciembre del 2019, Alberto Fernández llegó a la Presidencia y una de sus primeras políticas fue pedirle al Fondo que desistiera de entregar el monto restante, para no agrandar el endeudamiento.
Así, el primer tramo de la administración peronista se vio marcada por vencimientos de pagos para devolver el préstamo. Los compromisos se fueron cumpliendo, mientras el Ejecutivo intentaba refinanciar la deuda restante. De hecho, el Gobierno de Fernández empezó a declararse públicamente en ‘default’, señalando que el empréstito, en las condiciones ya pactadas, no se podía pagar. En concreto, solo en 2022 y 2023, el país debía desembolsar 19.000 millones de dólares y 20.000 millones, respectivamente. Esto, mientras se intenta bajar la pobreza, que marcó un 42 % en el segundo semestre del 2020, y en el mismo período del 2021 bajó hasta el 37,3 %.
Después de arduas negociaciones, el FMI y el Gobierno llegaron a un principio de acuerdo para refinanciar los pagos. Esta vez, Fernández envió un proyecto de ley para obtener la potestad de negociar con el organismo, logrando votaciones favorables en ambas cámaras del Congreso. Aquellas jornadas estuvieron acompañadas por protestas e incidentes de sectores de extrema izquierda que rechazan pagar la deuda, al considerarla ilegal. Igualmente, con el visto bueno del Poder Legislativo local, Argentina y el Fondo cerraron el nuevo pacto en los últimos días.
Las bases de la refinanciación
En concreto, el acuerdo plantea entregar un nuevo crédito para poder pagar los vencimientos del préstamo anterior. El plan prevé hacer diez desembolsos, y ya se concretó un giro inicial de casi 10.000 millones de dólares. Asimismo, cada entrega irá acompañada de una revisión trimestral de la economía, considerando que hay un compromiso para reducir el déficit fiscal, que tiene metas fijadas: debería ser de hasta un 2,5 % del PIB en 2022, 1,9 % en 2023 y 0,9 % en 2024.
Lo más importante, es que Argentina logró plazos de pago más flexibles que el endeudamiento anterior: «El período de repago de cada desembolso es de diez años, con un período de gracia de cuatro y medio, lo que implica comenzar a pagar la deuda a partir de 2026 y hasta 2034«, comunicó el Ministerio de Economía.
Por otro lado, el Ejecutivo anunció que no habrá una reforma previsional y que aumentará el gasto en políticas de inclusión social y obras públicas. Así, los objetivos fiscales se financiarán aumentando la deuda pública en pesos, pero también con políticas en materia energética, que incluirá segmentar a los consumidores en tres niveles para ajustar el precio de las tarifas.
En cuanto a la cotización del peso argentino, el Gobierno y el Fondo acordaron que no haya una devaluación abrupta, para sostener un tipo de cambio competitivo.