El gobernador de Texas, Greg Abbott, revocó el viernes la orden de inspección de camiones de carga que obstruía el tránsito de los vehículos comerciales en la frontera entre Estados Unidos y México, tras una semana de fuertes repercusiones y temores de graves pérdidas económicas.
El mandatario texano desistió de la medida que exigía que todos los camiones comerciales procedentes de México se sometieran a inspecciones adicionales con el propósito expreso de frenar el flujo de migrantes y drogas, una disposición que agudizó su disputa con el gobierno del presidente Joe Biden sobre la política de inmigración.
Por su parte expertos en política fronteriza han asegurado que el movimiento de Abbott de crear una crisis en la frontera, con estas inspecciones adicionales en los camiones de carga, es meramente una estrategia político-electoral.
“El gobernador Abbott es un Trumpista”, explica Tony Payán, director del Centro de Estudios México-Estados Unidos del Instituto Baker de Políticas Públicas de la Universidad Rice.
“El tema de la migración y las drogas es un buen pretexto para movilizar su base electoral (de Abbott) ya que el tema de la política migratoria no ha podido ser reducido en su tamaño. Se estima que están llegando 150 mil encuentros de migrantes por mes, esto equivale a 1.6 millones por año. Entonces el problema no se ha reducido”, dijo Payán.
Por su parte, el gobernador texano, quien intentará ser reelegido en noviembre y quien ha hecho de la frontera su tema principal, levantó por completo las inspecciones tras alcanzar acuerdos con los estados mexicanos colindantes a su estado, los cuales –según él– esbozan nuevos compromisos en materia de seguridad fronteriza.
El último acuerdo se firmó ayer viernes con el gobernador de Tamaulipas, que esta semana dijo que las inspecciones eran excesivamente rigurosas y causaban estragos.
Cuando Abbott ordenó por primera vez las inspecciones, no dijo que el levantamiento de las mismas estaba condicionado a esos acuerdos con México.
La presión para que Abbott diera marcha atrás fue creciendo a medida que se agravaba el atasco en la frontera y aumentaba el descontento.
El año pasado, Estados Unidos importó de México productos por valor de 390,700 millones de dólares, una cifra sólo superada por China.
Abbott comenzó las inspecciones después de que el gobierno de Biden dijera que las restricciones a las solicitudes de asilo en la frontera, que fueron impuestas por la pandemia, se levantarían el 23 de mayo.
Los policías estatales inspeccionaron más de 6 mil vehículos comerciales en la última semana, según el Departamento de Seguridad Pública de Texas. Casi uno de cada cuatro camiones fue retirado de la carretera por lo que la agencia describió como infracciones graves que incluían neumáticos y frenos defectuosos.
La agencia no mencionó que en las inspecciones se encontraran migrantes o drogas.
Sin embargo, dichas revisiones presentaron una oportunidad política electoral para Abbott que ha designado recursos importantes para su lucha contra la inmigración ilegal y tráfico de drogas.
“No ha surtido efecto antes y no ha surtido efecto ahora. Entonces eso me hace suponer que esto es una estrategia meramente político-electoral”, recalcó Payán.
Tras una semana de fuertes repercusiones y temores de graves pérdidas económicas Abbott desistió de la orden que exigía que todos los camiones comerciales procedentes de México se sometieran a inspecciones adicionales. “El gobernador no calculó las molestias y los problemas a la cadena de suministro que no sólo tienen que ver con Texas”, agregó Payán.
Explicó que por ejemplo, si hay partes de automóviles que se fabrican en Ciudad Juárez o más allá, éstas son necesarias para el ensamble de vehículos completos en Kansas o en Michigan o en otras partes de Estados Unidos.
“Entonces esos suministros tienen que llegar a su destino a tiempo para que no se detenga la cadena productiva y manufacturera”, aseguró.
“Cuando las cadenas de suministro, logística, las compañías camioneras, o de almacenes no reciben sus productos se afecta el suministro. Incluso pudiera llegar a tener una afectación en la inflación en el sentido en que, si no llega la fruta o la verdura, el precio y el impuesto en las tiendas sube”, dijo.
Payán asegura que lo que le dio al gobernador la oportunidad de salvaguardar su capital político fue el hecho de que los gobernadores mexicanos de Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas se sentaron a negociar.
“Son cuatro gobernadores que entienden muy bien que, para sus estados, una frontera bien administrada y gestionada es indispensable. Son estados manufactureros; el 56 por ciento de la manufactura de México se encuentra en estados fronterizos. Ellos entienden muy bien cuál puede ser el efecto de una frontera cerrada para la economía de sus estados y de Texas”, dijo.
El experto asegura que, en tan sólo tres días se perdieron 100 millones de dólares y muy posiblemente la afectación sea mayor.