La gobernadora de Nuevo México, Michelle Lujan Grisham, firmó declaratorias de emergencia el domingo en un momento en que se registran 20 incendios forestales en casi la mitad de los 33 condados de este estado golpeado por la sequía.
Un incendio forestal en el norte de Nuevo México que comenzó el 6 de abril se fusionó el sábado con uno más reciente para conformar la mayor conflagración en la entidad, lo que provocó evacuaciones generalizadas en los condados Mora y San Miguel. El incendio abarcaba el domingo 217 kilómetros cuadrados (84 millas cuadradas) y estaba contenido en un 12%.
Por otro lado, el viento avivó un incendio forestal que arde fuera de control en el norte de Nuevo México. Las llamas se originaron el 17 de abril y habían consumido 209 kilómetros cuadrados (81 millas cuadradas) de pinos, matorrales y hierba hasta el domingo en la mañana en Ocate, una comunidad en el condado Mora.
Mientras tanto, en Arizona se permitió el regreso de algunos de los residentes que fueron obligados a evacuar a causa de un incendio forestal cerca de Flagstaff.
En Nebraska, las autoridades señalaron que incendios avivados por el viento que avanzan en partes del estado cobraron la vida de un jefe de bomberos jubilado de Cambridge y causaron lesiones a por lo menos 11 bomberos.
Los vientos y las temperaturas en Nuevo México descendieron el sábado, pero seguían lo suficientemente fuertes para avivar incendios. Decenas de órdenes de evacuación continúan vigentes.
Funcionarios de bomberos anticipaban que los incendios en el norte del estado perdieran fuerza el domingo conforme se nubla el cielo, permitiéndoles a los bosques conservar más humedad. Pero añadieron que las porciones internas de los incendios aún podrían mostrar un comportamiento de moderado a extremo, lo que podría poner en riesgo estructuras en esas zonas.
Hasta el momento, el fuego ha destruido al menos 200 estructuras y otras 900 continúan en riesgo, declaró Lujan Grisham.
Funcionarios de manejo de incendios indicaron que se desconoce el daño exacto debido a que las condiciones siguen siendo demasiado peligrosas para que las cuadrillas evalúen todos los hogares que se han perdido.
“Desconocemos la magnitud de la pérdida de estructuras. Ni siquiera sabemos las zonas en las que sobrevivieron la mayoría de las residencias, en donde no hubo daños ni nada de eso”, dijo el jefe de secciones de operación, Jayson Coil.
Unos 1.000 bomberos están combatiendo incendios en todo Nuevo México, que ya ha apartado unos 3 millones de dólares en subvenciones para ayudar a las labores.