EL FANTASMA DEL DEFICIT FISCAL ACECHARA A LAS FINANZAS PUBLICAS ESTE 2025

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público, a cargo de Rogelio Ramírez de la O, está consciente de que el déficit es la principal preocupación de los inversionistas y, hasta antes de la victoria de Donald Trump, en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, también lo era de las agencias calificadoras.

“La principal (preocupación de los inversionistas) es el déficit. Es lo que escuchamos en cada instancia de contacto. Y la preocupación surge porque estamos en un ciclo de tasas de interés altas, y todo mundo sabe que un déficit con tasas de interés muy altas consume muchos recursos presupuestarios y, además, pone una interrogante de qué tan sostenible es en la siguiente etapa”, dijo el secretario de Hacienda en meses pasados.

Y es que el año pasado, el gobierno se endeudó de tal manera que el déficit fiscal se estima cierre el 2024 en 5.9% del Producto Interno Bruto (PIB), un nivel nunca visto y que prendió los focos rojos. Por ello, para este 2025 el reto es disminuirlo a 3.9% del PIB.

“El déficit proyectado para el 2025 es de 3.9% del PIB, en forma ampliada. Y el déficit presupuestal, en el cual la autoridad central tiene el control pleno de ingreso y gasto de su programación, será de 3.2% del PIB, con un nivel de deuda pública de 51.4% del PIB. Esto implica mantener la deuda en un nivel sostenible, apoyando la estabilidad financiera a mediano y largo plazo”, dijo en su momento Rogelio Ramírez de la O.

De acuerdo con analistas, el nivel de déficit esperado para el 2025 parece optimista. El análisis del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) expresó que la estimación del déficit y deuda son cuestionables, pues probablemente los ingresos previstos para el próximo año – de 8.05 billones de pesos sin contar financiamiento local y extranjero – están sobrestimados al sustentarse en una expectativa optimista del crecimiento de la economía, el cual se proyectó en 2.3% para el 2025.

Recortes al gasto y aumento de ingresos sin reforma fiscal

La consolidación fiscal que se espera se llevará a cabo a través de recortes al gasto y una mayor captación de recursos públicos, esto sin llevar a cabo una reforma fiscal, lo cual pone aún más en duda que se logre la meta de un déficit de 3.9% del PIB.

“Ya veíamos que era una tarea muy complicada porque tenemos muchos gastos comprometidos e ingresos bajos. Había dos opciones. Una era hacer una reforma fiscal o aumentar los ingresos de alguna manera, mientras que la segunda era hacer recortes al gasto. La consolidación que se hace es parcial y se hace a través del gasto”, señaló en su momento Alejandra Macías, directora general del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).

Es de esta manera en la cual, en medio de reclamos y críticas, se aprobó un gasto total de 9.3 billones de pesos para ejercerse en el 2025, el cual es 1.9% menor a lo que se aprobó para este año. Entre los principales recortes, salud, inversión, seguridad, medio ambiente, entre otros rubros fueron los más afectados.

En el caso de salud, el gasto aprobado es de 881,083 millones de pesos, lo que representa una caída de 12.2% anual. De esta manera, el gasto en este rubro representará un nivel de alrededor de 2.4% del PIB, que no es ni la mitad de la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que es una tasa de 6 por ciento.

Además de los recortes en salud, se contempla un recorte de 14% en la inversión tanto física como financiera, mientras que en seguridad pública el tijeretazo será de 42 por ciento.

En tanto, el gasto federalizado –que se destina a las diferentes entidades del país–, también tendrá una reducción de 1.2% el siguiente año.

Se abre discusión

La caída del gasto vendrá acompañada por un incremento de 5.4% de los ingresos públicos, así como de un techo de endeudamiento interno de hasta 1.5 billones de pesos; sin embargo, expertos han señalado en diversas ocasiones que esto puede no ser suficiente para hacer frente a las necesidades de gasto y lograr la disminución del déficit este año.

“Esperan que los ingresos pasen de 21.3 a 22.3% del PIB, y ahí hay diferentes riesgos. El principal es que ellos esperan un crecimiento de 2.3% el siguiente año, pero el consenso del mercado es de 1.8%, mientras que el FMI de 1.3 por ciento. Si Hacienda se queda por debajo de este crecimiento económico, es probable que los ingresos tributarios no tengan el crecimiento esperado, algo que pasó en diferentes años el sexenio pasado”, dijo en su momento Jorge Cano, investigador de México Evalúa.

En este sentido, en diversas ocasiones se ha señalado la necesidad de una reforma fiscal progresiva para incrementar los ingresos públicos y fortalecer el gasto.

Si bien la presidenta Claudia Sheinbaum ha declarado que impulsará los ingresos a través de la digitalización de procesos para el pago de impuestos, tecnificación de aduanas, y combate a la corrupción y evasión, parece ser que el gobierno está al tanto del limitado espacio fiscal con el que se cuenta.

“Hay total conciencia en el gobierno, en el más alto nivel, de cuál es la realidad de los recursos. Y esa pregunta (sobre si habrá reforma fiscal) la tiene y la va a contestar la Presidenta de la república porque yo tengo que darle a ella la prioridad que lo anuncie en el momento que lo considere oportuno. Pero lo que les puedo asegurar ahorita es que hay conciencia”, dijo anteriormente Ramírez de la O.

En tanto, en semanas pasadas Ricardo Monreal, diputado morenista, dijo que se necesita una reforma fiscal progresiva pronto.

“Porque la distribución de la riqueza, y la sociedad igualitaria a la que aspiramos, requiere un mayor esfuerzo de los que más tienen. Esa es nuestra filosofía, la progresividad fiscal. Y vamos a llegar an ella con justicia, con igualdad y equidad”, dijo durante la discusión en el pleno de reformas a la prisión preventiva oficiosa.

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