El Comité de Emergencia del Reglamento Sanitario Internacional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha acordado, en una reunión mantenida el pasado viernes, seguir considerando al coronavirus como una emergencia de salud pública de preocupación internacional.
Esta decisión se debe a que los casos de coronavirus siguen incrementándose cada semana debido, en gran parte, a las subvariantes BA4 y BA5 de Ómicron, así como por el levantamiento de las restricciones en muchas partes del mundo y la reducción en la realización de pruebas diagnósticas.
“La COVID-19 no ha terminado. Nos encontramos en una mejor posición que al inicio de la pandemia, pero el virus sigue corriendo a sus anchas en los países. Me preocupa que las muertes sigan en una tendencia al alza”, ha dicho el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
De hecho, el aumento de casos también se está traduciendo en una presión sobre los sistemas sanitarios. Asimismo, el organismo ha señalado que tanto la trayectoria de la evolución viral como las características de las variantes emergentes del virus siguen siendo “inciertas e impredecibles”, por lo que ha abogado por incluir la vigilancia del COVID-19 en los sistemas de vigilancia de otros patógenos respiratorios.
“Los sublinajes son unas variantes de preocupación porque están aumentando su presencia en las últimas cuatro semanas. Cuanto más circula el virus, más oportunidad tiene de mutar”, ha detallado la epidemióloga líder de la OMS, Maria Van Kerkhove.
Del mismo modo, ha destacado la necesidad de que se garantice la vacunación a los grupos prioritarios, si bien ha mostrado su preocupación por la falta de datos sobre la cobertura de vacunación en el 30 por ciento de los países.