Las hormigas toman la decisión de evacuar su colonia cuando la temperatura alcanza niveles peligrosos, de manera similar a como actúa una red neuronal, descubrieron los investigadores de la Universidad Rockefeller en Nueva York, EE.UU.
Los autores del estudio desarrollaron un sistema para probar la reacción de una colonia de hormigas frente a los cambios de temperatura. Los resultados revelaron que la decisión de los insectos de abandonar o no el hormiguero depende de dos factores: el tamaño de la colonia y los grados centígrados.
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El experimento llevado a cabo por los investigadores consistió en incrementar la temperatura dentro de una colonia. Los resultados revelaron que, sin importar el calor, las hormigas, que sienten el calor debajo de sus patas, no cambiaron su comportamiento hasta que en conjunto se tomó la decisión de salir corriendo del hormiguero. “Es casi como si la colonia de hormigas tuviera una mente mayor y colectiva”, indica el comunicado de la universidad.
Pero los investigadores se llevaron una sorpresa al descubrir que la decisión de las hormigas no solo se vio influida por el calor, sino también por el número de individuos dentro de la colonia. Cuando el tamaño del grupo, inicialmente de 36 hormigas y 18 larvas, aumentó a 200 individuos, se requirió aumentar la temperatura a 36°C para desencadenar la toma de decisiones.
Para llegar a tal conclusión, los investigadores montaron un hormiguero experimental equipado con un dispositivo de control de temperatura y una cámara de vigilancia, en tanto que las hormigas se marcaron con puntos de diversos colores para facilitar su monitoreo, detalla el estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
En solitario, las hormigas desconocen el tamaño de su colonia, pero son capaces de comunicarse entre sí mediante la transmisión de feromonas. Cuanto mayor sea la cantidad de esta sustancia en el aire, mayor será la concentración de insectos. De acuerdo con los científicos, este fenómeno se explica por la forma en la que las feromonas potencializan su papel como “mensajeros invisibles” cuando hay más hormigas presentes.
El equipo de biólogos planea continuar su investigación probando sus hallazgos en otros parámetros, entre ellos la manipulación de los niveles de feromonas.