La operación militar en Ucrania llevada a cabo por las tropas rusas ha provocado todo tipo de reacciones en la comunidad internacional. Sin embargo, muchos analistas y expertos en relaciones exteriores llevaron décadas advirtiendo que la expansión de la OTAN hacia el este podría desencadenar en un conflicto con la gran potencia euroasiática.
Bradley Blankenship, un periodista y analista político estadounidense, hizo una recopilación de opiniones que señalan que la crisis actual era de esperar. A partir de esa premisa, el experto se pregunta cómo los gobiernos llegaron hasta esta etapa del conflicto, que ha ido escalando durante muchos años, si tanta gente advirtió sobre las consecuencias que ocurren en la actualidad.
Así, el destacado especialista en Rusia George Kennan, diplomático estadounidense que fundó las bases de la política exterior de Estados Unidos durante la Guerra Fría, afirmó que la expansión de la OTAN en Europa Central en la década de 1990 fue «el error más fatal» del Gobierno en toda la era posterior al enfrentamiento indirecto entre los bloques occidental-capitalista y oriental-comunista. El historiador advirtió que el avance de la Alianza Atlántica dañaría profundamente la relación bilateral entre EE.UU. y el país eslavo hasta el punto de que nunca podrían hacerse socios y seguirían siendo enemigos.
En 2014, durante el conflicto bélico en Ucrania que involucraba a la vecina Rusia, el destacado historiador especializado en Rusia y en la Unión Soviética, Stephen Cohen, también alertó a la Casa Blanca que «en caso de desplazar las fuerzas de la OTAN hacia las fronteras de Rusia, la situación obviamente se iba a militarizar [y] Rusia no retrocedería».
«Ucrania no debe integrarse a la OTAN«, manifestó hace más de 15 años el exsecretario de Estado de EE.UU., Henry Kissinger, uno de los pensadores políticos estadounidenses más afamados. El diplomático explicó en su artículo de opinión que este cambio geopolítico convertiría a Ucrania en un teatro de operaciones en la confrontación Este y Oeste, que descartaría cualquier perspectiva de hacer Rusia y Occidente partes de «un sistema internacional cooperativo» común.
La operación militar rusa en Ucrania parece haber perturbado a la OTAN y haber puesto a toda Europa en máxima alerta, y las medidas que están tomando los países occidentales lo ponen de manifiesto. De ese modo, Alemania anunció que aumentará su gasto militar en más del 2 % de su PIB en respuesta al conflicto armado en Ucrania. Suecia y Finlandia, a su vez, han considerado integrarse a la Alianza Atlántica. Pero la reacción más inesperada vino de parte de Suiza, que, a pesar de su estatus de país neutral, se unió a las sanciones de la UE contra Rusia.
El periodista asegura que, ahora, está claro que cualquiera que se solidarice con el pueblo ucraniano no puede estar a favor de la expansión de la OTAN. No solo los ciudadanos de Ucrania, sino también los residentes de la UE sufrirán las consecuencias de la crisis, tanto económicas como en el ámbito de su seguridad personal, dado que, antes del comienzo de la operación rusa, Europa —y principalmente Alemania y Francia— estaba haciendo todo lo posible para mitigar la situación a pesar de las acciones de Washington, concluyó Blankenship.