EL 74% DE LAS ESCUELAS DE RÍO DE JANEIRO SE VIERON AFECTADAS POR AL MENOS UN TIROTEO EN 2019

En septiembre de 2019, los estudiantes de una escuela municipal en el conjunto de favelas Complexo da Maré, en Río de Janeiro, fueron sorprendidos por un intenso tiroteo durante una operación policial cerca del centro.

Los niños y los profesores se lanzaron al suelo para protegerse de los disparos. 

Meses después, en marzo, el director de una escuela municipal llamaba a la Secretaria Municipal de Educación de Ríos de Janeiro e informaba: «Presencia de blindados en las proximidades de la unidad, tiroteo intenso y escuchamos también muchas bombas. Sin condiciones para funcionar».

Estos episodios estuvieron muy lejos de ser excepcionales. Un estudio del Centro de Estudios de Seguridad y Ciudadania (CESeC), que analiza el impacto de la guerra contra las drogas en la educación, indica que ese año se registró al menos un tiroteo con participación de la policía en el entorno de 1.151 escuelas de Río de Janeiro.

La cifra corresponde a un 74 % de las escuelas de la red pública de la capital carioca e impacta a más de 450.000 estudiantes. Según el informe, 295 escuelas cerraron al menos un día en 2019 a causa de la violencia durante las operaciones policiales.

Golpe al aprendizaje

Según el estudio, titulado ‘Tiros al futuro: impactos de la guerra contra las drogas en el sistema escolar municipal de Río de Janeiro’, un 57 % de esas escuelas registraron 10 episodios de tiroteos y un 11 % tuvo más de 30 casos.

El 77 % de los alumnos eran negros.

Los investigadores destacan cómo esta violencia afecta al aprendizaje de los estudiantes y genera un mayor abandono escolar, con un impacto directo en la renta futura de estos niños y adolescentes. 

El estudio analizó 32 escuelas que registraron al menos seis operaciones policiales ese año con otras que sin problemas de seguridad. Ambos grupos tenían perfiles socioeconómicos similares. 

«Hay una pérdida en la competencia de los estudiantes en varias áreas, como portugués y matemáticas», explicó a G1 el profesor Felipe Freitas, quien destacó también el «efecto psicológico negativo de la trayectoria individual y colectiva y familia de esas niños y adolescentes».

«El primer lugar de protección es la casa y el segundo la escuela», matizó.

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