Los manifestantes, que se oponen a la reforma judicial, derribaron las vallas que protegían una de las entradas y lanzaron objetos metálicos, botellas y agua hacia los uniformados que custodiaban el área.
Durante la protesta, los inconformes portaban pancartas en inglés, instando a empresarios estadounidenses y canadienses a no invertir en el país, argumentando que esto podría generar una «falta de justicia».
Ante la tensión creciente, los elementos de seguridad utilizaron polvo de extintor para dispersar a la multitud, aunque esta medida no logró disuadir a los manifestantes, quienes permanecieron en la zona cercana a la puerta 8 de Palacio Nacional.
Los empresarios mexicanos y estadounidenses que asistían a una reunión con la presidenta Claudia Sheinbaum se encontraron con dificultades para ingresar, mostrando desconcierto ante la situación.
Los manifestantes exigen que una comisión sea recibida por la presidenta o un representante de alto nivel para entablar un diálogo.