La Universidad de Kioto y la corporación Kajima en Japón diseñarán, de forma conjunta, instalaciones con gravedad artificial que permitan la vida en la Luna y Marte. Las enormes estructuras giratorias, que recrearían un efecto gravitatorio similar al de la Tierra a través de la fuerza centrífuga, ayudarán a reducir los riesgos para la salud de los humanos en el espacio. Los planes fueron revelados por Yosuke Yamashiki, director del Centro de Espaciología Humana de la Universidad de Kioto, en una conferencia de prensa en la misma universidad, según informa The Asahi Shimbun.
Los diseñadores planifican construir una instalación compatible con la vida humana en la Luna llamada Lunar Glass en forma de cono invertido que tendrá cerca de 400 m de altura y que, además, completará una rotación cada 20 segundos, según describe Sky News. También han ideado una instalación similar llamada Mars Glass para Marte. La gravedad rotacional simulada ya se usa en centrífugas de alta gravedad para entrenar a astronautas y aviadores.
Junto a estas instalaciones, los investigadores propusieron un sistema de transporte interplanetario que mantiene una fuerza gravitacional similar a la de la Tierra durante el trayecto. Se trata del sistema “Hexatrack”. Los vagones del tren futurista, con base en la Tierra, se separarían en unas estaciones inyectoras y luego se insertarían en una cápsula hexagonal giratoria que también genera fuerza centrípeta mientras viaja por el espacio.
Los investigadores han presentado todos estos sistemas y también han anunciado un estudio conjunto para lograr los objetivos, aunque no esperan que haya resultados de inmediato. De hecho, advierten que la construcción completa de las instalaciones tomará alrededor de 100 años, aunque esperan construir una versión simplificada en la Luna para 2050. “No existe un plan como este en los planes de desarrollo espacial de otros países”, dijo Yamashiki.
La gravedad en la Luna y Marte es un sexto y un tercio de la de la Tierra, respectivamente. La propuesta atiende directamente un problema revelado por un estudio publicado a principios de este mes que encontró que los astronautas sufrieron una pérdida ósea significativa en entornos de baja gravedad. Los astronautas solo habían recuperado alrededor de la mitad de esta pérdida ósea un año después de que regresaran a la Tierra, lo que genera preocupación sobre futuras misiones a Marte y la Luna.
“A medida que la idea de vivir en el espacio se vuelve más realista, el problema de la baja gravedad, del que intuitivamente me di cuenta cuando era niño, es un reto que debemos superar”, dijo Takuya Ono, profesor asociado al proyecto e investigador principal en la corporación Kajima, a The Asahi Shimbun.