Hace un año, en julio del 2021, una pasante de medicina de la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACH) logró ser sacada de la Unidad Médica Rural de San Rafael, Urique, después de que hombres armados tiraron la puerta de la clínica y la obligaron a atender a un herido de bala. Su lugar fue ocupado por un estudiante de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ).
“Así ha sido siempre, no les importa que sean plazas peligrosas, sacan a un pasante de una universidad y lo reemplazan con otro”, dijo V.R.D, quien se enteró que dos años antes de ella estuvo un pasante de la UACJ que fue secuestrado y desaparecido durante dos días, por lo que exigió a su institución educativa que no se volviera a ofertar la plaza.
Actualmente, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS)-Bienestar cuenta con 135 pasantes de medicina de la UACJ y la UACH –50 y 85, respectivamente– en hospitales de Guachochi, Valle de Allende y San Juanito, además de Unidades Médicas Rurales (UMR) instaladas en pequeños poblados de la Sierra de Chihuahua, las cuales se suman a las plazas ofertadas por la Secretaría de Salud en las mismas zonas.
Se trata de las plazas tipo B y C que se realizan en UMR, la diferencia entre una y otra corresponde al tamaño de la población –concentrada o dispersa– y a los días y horas de trabajo; sin embargo, a pesar de tener un horario de trabajo establecido, en ocasiones los pasantes de medicina son los únicos presentes las 24 horas del día para atender las necesidades de los habitantes y, a veces, sin los insumos necesarios para hacerlo, denunciaron.
Cuando V.R.D. fue sacada de la UMR número 34 de San Rafael ya había cumplido once meses de su servicio social, por lo que el último mes lo realizó en el Hospital Rural de Bienestar número 18, ubicado en San Juanito. “Ahí viví más de lo mismo, en tan sólo un mes presencié tres enfrentamientos. Se agarraban a balazos, cortaban la luz y después nos llevaban a sus heridos”, contó.
Con el paso del tiempo los médicos y pasantes aprenden a sobrellevar los hechos violentos de las regiones en las que sirven: no solicitan datos de las personas heridas, se limitan a atender, por lo que tampoco emiten certificados de lesiones y los únicos registros de lo sucedido son sus testimonios y los constantes oficios que envían a sus universidades y al IMSS pidiendo que los saquen de ahí, contó V.R.D.
Ante los últimos casos de violencia registrados en la zona serrana de la entidad, como el asesinato de dos sacerdotes jesuitas en Cerocahui, Urique, fueron removidos estudiantes de las plazas asignadas para sus pasantías, incluso el asesinato de una doctora el pasado lunes en San Juanito, Bocoyna, provocó que una alumna de la UACJ pidiera su reubicación ese mismo día, informó el director del Instituto de Ciencias Biomédicas, Salvador Nava Martínez.
“Nosotros directamente no nos encargamos de las reubicaciones, como están asignados al IMSS y a la Secretaría de Salud las solicitudes que hacen los estudiantes nosotros las dirigimos y ellos hacen los trámites, nosotros no tenemos ninguna injerencia en la reubicación más que hacer la gestión para que sean considerados esos lugares como de alto riesgo”, dijo Nava Martínez, quien aseguró que la institución les da seguimiento para asegurar su integridad.
Explicó que de los 50 egresados de la institución que realizan su servicio social en la serranía de la entidad –incluida la UMR de Tascate, de donde fue sacada la alumna de la UACH, y el poblado de San Juanito– 28 terminarán su pasantía en este mes y 22 concluirán hasta enero del 2023, cifra a la que se sumarán los que el próximo mes inicien su servicio.
“Todo el estado de Chihuahua es peligroso, así como está Juárez, así está San Juanito y está Creel y el resto de la sierra, qué zona no está riesgosa”, dijo Nava Martínez, quien explicó que lamentablemente la inseguridad no es el único problema que enfrentan los médicos pasantes, también sufren las malas condiciones de infraestructura en los hospitales.
Ante el temor de que la vida de los estudiantes continúe expuesta, médicos pasantes de servicio social, alumnos de la carrera de Médico Cirujano de la UACJ y egresados de la institución protestaron ayer en el exterior de las instalaciones de Rectoría para condenar el asesinato de la médica Masiel Mexia Medina en San Juanito y para exigir seguridad a las autoridades educativas y de salud.
“Ellos no tienen por qué irse a exponer a que los maten, son gente total y completamente dispuesta a atender a la comunidad chihuahuense, con toda la entrega, pasión y profesionalismo que distingue a la máxima casa de estudios, pero lo que sí es cierto es que no pueden exponer su vida, no se vale que la universidad entregue títulos póstumos. Los muertos no dan consulta”, dijo el médico cirujano Eric Saláis, quien ayer se unió a la protesta.
Al igual que los recién egresados de la UACJ, denunció que la situación que enfrentan los pasantes de medicina no es actual ni se restringe a la zona serrana del estado: en el 2017, cuando egresó de la universidad, se unió a la exigencia que realizaron pasantes asignados al municipio de Gómez Farías, luego de que un comando armado amenazó con incendiar la clínica en que laboraban por no poder salvar a un herido de bala que les llevaron.
Además, recordaron el caso del entonces médico pasante Antonio Muñoz, quien en el 2015 realizó una huelga de hambre para exigir que se le sacara del Centro de Salud El Provenir, poblado donde hacía su servicio social, porque un grupo criminal lo buscó después de atestiguar el levantamiento de una persona y la muerte de un hombre que fue abandonado sobre la carretera Camargo-Jiménez.
Entre los manifestantes también alzó la voz el médico Enrique R.B., egresado de la generación 2017, quien mayo de este año fue secuestrado mientras realizaba su especialidad en Urgencias Médicas Quirúrgicas en un hospital de Tijuana. “Dos sujetos me siguieron a mi departamento, me amarraron y me torturaron durante doce horas, me quitaron mi teléfono, mi laptop, mi ropa, mis tenis, mis identificaciones, todo lo que tenía”, contó.
A pesar de lo sucedido no recibió apoyo ni de autoridades de seguridad ni se salud, por lo que regresó a Ciudad Juárez para solicitar su reasignación. “No pasó nada, duérmase”, le dijeron las corporaciones policiacas de Tijuana y tomaron su denuncia 18 horas después de lo sucedido. En el hospital la situación se repitió: “Échale ganas, no pasa nada”, le dijeron.
Hartos de la situación y temerosos de que su servicio social continúe poniéndolos en peligro, ayer los próximos médicos pasantes de la UACJ solicitaron a la institución suspender la asignación de plazas programada para mañana y en su lugar analizar los lugares a los que serán enviados, a fin de garantizarles que no correrán peligro en el proceso de la búsqueda de su título profesional.
“Las comunidades tienen necesidades y merecen ser atendidas, pero nosotros tenemos familias y merecemos continuar con vida”, dijo V.R.D., egresada de la UACH, quien logró salir de la zona serrana de la entidad y lamenta que en su lugar haya sido asignado un médico pasante de la UACJ, en lugar de cancelar la plaza que año tras año los ha enfrentado a los grupos criminales del sector.
135 pasantes de medicina en el IMSS-Bienestar
50 de UACJ
85 de la UACH
Hospitales en:
• Guachochi
• Valle de Allende
• San Juanito
• Unidades Médicas Rurales en poblados de la Sierra de Chihuahua