Mientras un video tomado dentro de la Escuela Primaria Robb muestra la desconcertante inacción de las fuerzas del orden público durante la masacre de 19 niños y dos maestros en mayo, algunos en Uvalde claman: ¿enfrentará la policía consecuencias?
Se sabe que sólo un oficial de la escena del tiroteo escolar más mortífero en la historia de Texas está de licencia. Las autoridades aún no han publicado los nombres de los oficiales que durante más de una hora entraron y salieron de un pasillo cerca de las aulas de cuarto grado contiguas donde el hombre armado estaba disparando. Y casi dos meses después de la masacre, todavía hay desacuerdo sobre quién estaba a cargo.
Un video de vigilancia de pasillo de casi 80 minutos publicado por el Austin American-Statesman mostró públicamente por primera vez, con una claridad inquietante y dolorosa, una respuesta táctica vacilante y fortuita de oficiales completamente armados que el jefe de la Policía estatal de Texas ha condenado como un fracaso y algunos vecinos de Uvalde han tildado de cobarde.
Pero no está claro si las acciones, o la inacción, de los oficiales en la escuela el 24 de mayo resultarán en algo más que críticas, incluso cuando aumentan las demandas de rendición de cuentas y la ira.
Los líderes de la ciudad y el estado han instado a la gente a dejar que se lleven a cabo las investigaciones.
Hay señales de que la impaciencia está creciendo: horas después de que se publicó el video, los residentes gritaron desde sus asientos en una reunión del Concejo Municipal el martes, exigiendo saber si los oficiales que estaban en el tiroteo todavía pertenecían a la fuerza o cobraban. Los miembros del Cabildo no respondieron.
“¿Qué pasa con la policía?”, gritó una persona.
La policía cuenta con formidables protecciones legales, establecidas con la idea de que sus trabajos a menudo requieren juicios de vida o muerte bajo gran presión. Incluso con la vacilación de los oficiales capturada en video, los expertos policiales dicen que es difícil predecir la probabilidad de que enfrenten medidas disciplinarias o consecuencias legales.
“Todo se reducirá a lo que un oficial de policía razonable habría percibido en ese momento”, dijo Philip Stinson, criminólogo de la Universidad Estatal de Bowling Green.
Las imágenes de una cámara en el pasillo dentro de la escuela muestran al hombre armado entrando al edificio con un rifle estilo AR-15 e incluye una grabación del 911 con un maestro gritando: “¡abajo! ¡Entren en sus salones! ¡Entren en sus salones!”.
Dos oficiales se acercan a las aulas minutos después de que entra el pistolero, luego regresan corriendo en medio del sonido de los disparos. A partir de ahí, pasan los minutos y se escuchan más disparos desde las aulas a medida que llegan más oficiales de varias agencias. Pasa más de una hora antes de que un equipo finalmente avance por el pasillo, irrumpa en las aulas y ponga fin a la masacre.
Más de una docena de oficiales, algunos armados con rifles y escudos antibalas, son visibles durante algunos puntos del video. Durante la larga espera para confrontar al pistolero, un hombre con chaleco antibalas que dice “sheriff” aprieta unas cuantas gotas de desinfectante para manos de un dispensador montado en la pared.
Es una escena completamente diferente a la descrita por el gobernador republicano Greg Abbott el día después del tiroteo, cuando elogió la rápida respuesta y los oficiales que “mostraron una valentía increíble al correr hacia los disparos”. Abbott dijo más tarde que le dieron información incorrecta, pero no identificó de quién.
Ése es sólo un ejemplo de declaraciones inexactas y contradictorias dadas por las autoridades en las siete semanas posteriores al tiroteo. Cuando se le preguntó el miércoles si algún oficial debería enfrentar medidas disciplinarias por su inacción, la portavoz de Abbott, Renae Eze, dijo que el gobernador “cree que sería prematuro decidir cualquier acción” hasta que se completen las investigaciones.
Después del tiroteo de 2018 en Parkland High School en Florida, que mató a 17 personas, un agente que sabía que el pistolero estaba suelto pero se negó a entrar fue arrestado por cargos penales. Los expertos legales han dicho que se trata de un caso extremadamente raro de alguien que esencialmente es acusado por no ponerse en peligro y han expresado su escepticismo sobre el caso, cuyo juicio está programado para febrero.
El abogado Joe Brown, quien pasó dos décadas como fiscal de distrito republicano en el norte de Texas, dijo que “no existe un estatuto penal por negligencia en el cumplimiento del deber” y responsabilizar penalmente a la policía en tales circunstancias “tiene un costo social tremendo”. Pero dijo que los oficiales que no cumplan con su “deber moral de intervenir” aún podrían ser ridiculizados o despedidos.
El alcalde de Uvalde, Don McLaughlin, dijo que era demasiado pronto para decidir si se debería sacar a algún oficial de la fuerza. “No sé si necesitan renunciar”, dijo. “Pero todo necesita ser revisado”.
Hasta ahora, los funcionarios sólo han confirmado públicamente a un oficial con licencia: Pete Arredondo, el jefe de Policía del distrito escolar de Uvalde, quien también renunció a su puesto en el Concejo Municipal recién ganado el mes pasado. Arredondo ha desmentido la versión de la Policía estatal de que él estaba a cargo de la escena.
Un portavoz del Departamento de Seguridad Pública de Texas dijo que ninguno de los “troopers” que estaban allí ha sido suspendido.
Los funcionarios de la Policía y la oficina del Sheriff de Uvalde no respondieron preguntas sobre si alguno de sus oficiales había sido suspendido o puesto en licencia.
Greg Shaffer, consultor de seguridad con sede en Dallas y miembro retirado del equipo de rescate de rehenes del FBI, dijo que al menos los oficiales en el video deberían cambiar a una línea de trabajo diferente.
“Creo que todos en ese pasillo deberían reconsiderar su elección de carrera”, dijo. “Si no tienes la valentía y la mentalidad para correr hacia los disparos, como oficial de policía, entonces estás en la profesión equivocada”.