La Corte Suprema de Texas asestó el viernes un golpe en esencia definitivo a las esperanzas de las clínicas de aborto de detener una ley restrictiva que ha reducido drásticamente el número de abortos en el estado desde septiembre y que ahora se mantendrá plenamente en vigor en un futuro previsible.
El fallo del tribunal integrado por republicanos no fue inesperado, pero dio un portazo a algunas opciones para seguir adelante que la Corte Suprema de Estados Unidos les había permitido a las clínicas de Texas después de haberse negado en dos ocasiones a detener la prohibición de los abortos tras aproximadamente seis semanas de embarazo.
Esto supone el fin de una demanda federal que las clínicas abortistas presentaron incluso antes de que las restricciones entraran en vigor en septiembre, y que luego fue rechazada en casi todos los casos y en casi todos los tribunales durante seis meses.
“No queda nada, este caso está de hecho terminado con respecto a nuestra impugnación a la prohibición del aborto”, dijo Marc Hearron, abogado del Centro de Derechos Reproductivos, que encabezó la impugnación de la ley de Texas sobre la interrupción del embarazo.
Aunque las clínicas de abortos de Texas no han abandonado la demanda, ahora prevén que sea desestimada en las próximas semanas o meses.
Es probable que el desenlace envalentone aún más a otros estados controlados por republicanos que ahora están presionando con leyes similares, incluido el vecino Oklahoma, a donde muchas mujeres de Texas han acudido para someterse al procedimiento durante los últimos seis meses. El Senado de Oklahoma, de mayoría republicana, aprobó el jueves media docena de medidas contra el aborto, incluida una prohibición al estilo de Texas.
La ley de Texas deja la vigilancia sobre su aplicación en manos de ciudadanos particulares, que tienen derecho a cobrar lo que los críticos llaman una “recompensa” de 10 mil dólares si presentan una demanda exitosa contra un proveedor o cualquiera que ayude a una paciente a obtener un aborto.
La ley de Texas prohíbe el aborto después de aproximadamente seis semanas de embarazo y no hace excepciones en casos de violación o incesto. Los abortos en Texas se han reducido un 50% desde la entrada en vigor de la ley, mientras que el número de texanas que acuden a clínicas fuera del estado y solicitan píldoras abortivas por internet ha aumentado.
En diciembre, la Corte Suprema federal decidió mantener la ley en vigor y sólo permitió que procediera una estrecha impugnación contra las restricciones. La decisión de la Corte Suprema de Texas giraba en torno a la cuestión de si los funcionarios encargados de conceder las licencias médicas desempeñaban un papel en la aplicación de la ley y, por tanto, podían ser demandados por las clínicas, que buscan cualquier forma posible de frenar las restricciones.
Pero al escribir para el tribunal, el juez Jeffrey Boyd dijo que esos funcionarios estatales no tienen autoridad para hacer cumplir la ley, “ni directa ni indirectamente”.
Los proveedores de abortos de Texas ya habían reconocido que se estaban quedando sin opciones y que la ley seguiría vigente en el futuro inmediato.