El Banco de México (Banxico) recortó su pronóstico de crecimiento para este año a 2.4 por ciento, desde el 3.2 por ciento previo y señaló que el balance de riesgos está sesgado a la baja, ante la incertidumbre en torno a la pandemia y el incremento en los conflictos geopolíticos.
Por el contrario, mejoró la expectativa para 2023, en donde se vería un incremento puntual de 2.9 por ciento, frente al 2.7 por ciento que estimaban hace tres meses.
Además, la autoridad monetaria reiteró el pronóstico inflacionario que presentó en la decisión de política monetaria del 10 de febrero, y espera que hacia el cuarto trimestre de 2022 el nivel de precios al consumidor cierre en 4 por ciento.
Aseveró que se vislumbran riesgos derivados del conflicto bélico que viven Rusia y Ucrania, y gran parte del impacto dependerá de la duración del combate.
La gobernadora de Banxico, Victoria Rodríguez, indicó que en días recientes los mercados financieros internacionales presentaron episodios de volatilidad producto del enfrentamiento entre ambos países.
“Todavía es prematuro el poder dimensionar el impacto que podría tener este evento, sin embargo, estaremos muy atentos a cómo se da la evolución del conflicto; en realidad dependerá de la duración y magnitud que esto pueda tener, sabemos que esto pudiera impactar en la evolución tanto de energéticos como de granos, en virtud que estos países son productores relevantes”, expuso, pues a raíz de este conflicto el precio del petróleo superó los 100 dólares por barril, tal es el caso del WTI y el Brent.
Desde finales de febrero las tensiones geopolíticas entre Rusia y Ucrania han escalado hasta un conflicto militar que se ha agudizado.
Entre los riesgos para el crecimiento, el banco central mencionó que la persistencia de la pandemia dé lugar a una recuperación menos vigorosa, y que se prolonguen o se intensifiquen los problemas de cuellos de botella en las cadenas de suministro a nivel global.
También, que se observen episodios adicionales de volatilidad en los mercados financieros internacionales y que la recuperación del gasto en inversión sea menor a lo esperado o insuficiente para apoyar el proceso de reactivación de la economía y el crecimiento de largo plazo. Sobre este último punto, advirtió que una posible reorganización del sector eléctrico generaría un entorno menos propicio para la inversión.