La malnutrición, el índice de rezago social y las comorbilidades preexistentes son parte de los factores detrás de peores pronósticos y mortalidad por Covid-19 en niños y adolescentes del País.
Así lo determinó un estudio observacional realizado por investigadores de la UAM Xochimilco y del Hospital Infantil de México Federico Gómez, publicado en The Lancet, para el que analizaron datos oficiales sobre 131 mil 001 casos positivos en menores de 10 años y en adolescentes entre 10 a 19 años, reportados de finales de febrero de 2020 a junio del año pasado.
De éstos, 773 -421 hombres y 352 mujeres; 419 de ellos menores de 10 años- fallecieron, apunta el estudio de los investigadores, quienes partieron de la hipótesis de que «los niños y adolescentes que viven en áreas con condiciones menos ventajosas experimentarían peores resultados de Covid-19».
Entre los resultados de su análisis retrospectivo, encontraron que un total de 198 de las muertes (el 25.61 por ciento) ocurrieron en menores y adolescentes procedentes de áreas con alto y muy alto índice de rezago social.
De hecho, los fallecidos vivían en áreas con un mayor número de personas con malnutrición, en comparación con los sobrevivientes en el mismo rango de edad.
«La malnutrición infantil es un serio problema de salud pública en México. Se ha asociado con poblaciones socialmente desfavorecidas, y la pandemia podría haberlo empeorado», se lee en la publicación.
«En realidad, es un factor de riesgo asociado con la mortalidad en algunas infecciones virales como la influenza A (H1N1). El impacto de la desnutrición en los resultados de Covid-19 se convirtió en un tema de interés», continúa. «La relevancia de la desnutrición parece estar asociada a la densidad de población».
Por otra parte, vivir en áreas con mejor cobertura de vacunación completa -considerando seis vacunas pediátricas- derivó en que niños de entre 1 y 2 años tuvieran una menor mortalidad que aquellos con sólo cuatro vacunas.
Asimismo, un alto porcentaje de la población de 15 años y más con educación incompleta o iletrada se pudo asociar con un riesgo más alto de mortalidad por Covid-19, al igual que aquellos de entre 6 y 14 años que no iban a la escuela. Mientras que, entre los menores pertenecientes a poblaciones indígenas, hubo una mortalidad superior (2.25 por ciento).
«Este hallazgo podría estar relacionado con el escaso acceso a los servicios de salud en las zonas rurales», expone el estudio.
Entre las comorbilidades más frecuentes en pacientes fallecidos figuran la inmunosupresión (10.31 por ciento); hipertensión (7.76 por ciento); enfermedad renal crónica (7.28 por ciento); diabetes (6.64 por ciento); enfermedad cardiovascular (5.07 por ciento); obesidad (3.99 por ciento), y asma (1.56 por ciento)
Cabe hacer notar que 127 de los casos que terminaron en deceso presentaban más de una comorbilidad. Además de que 66 por ciento de los menores que fallecieron tuvo neumonía.
«Nuestros hallazgos muestran el impacto de la malnutrición, la pobreza y las comorbilidades preexistentes en el pronóstico de la pandemia de Covid-19», remarcan los investigadores. «Este estudio puede tener implicaciones relevantes para alcanzar un entendimiento más comprensivo de los factores asociados a la mortalidad en niños y adolescentes por Covid-19».
«Con este estudio es clara la necesidad de ampliar la cobertura de salud y educación, pero también vemos la urgencia de vacunar contra COVID a todos nuestros niños y adolescentes mexicanos», opinó en Twitter la química farmacobióloga Carol Perelman.